La genética desempeña un papel fundamental en la ginecología, ya que muchos trastornos ginecológicos pueden tener un componente genético. Algunos ejemplos incluyen trastornos del ciclo menstrual, endometriosis, síndrome de ovario poliquístico, cánceres ginecológicos como el cáncer de mama y el cáncer de ovario, así como trastornos del desarrollo reproductivo.